Hoy en el patio, durante el descanso, hubo una pequeña pelea. No se llegó al encuentro físico pero si verbal y por lo tanto tuve que intervenir.
Dos niños habían discutido por un juego de pilla-pilla. Uno alegaba que el otro hacía trampas, ya que nunca quería ser el que persigue, el otro decía que no corría tanto como él por lo que no podía pillarlo. Utilizando las estrategias aprendidas durante mi primer año en psicología, logré que los amigos volviesen a jugar. Ambos expusieron sus puntos de vista, y comprendieron que ambos tenían razón y a su vez estaban equivocados.
Este vídeo enseña muy bien como se resuelven los conflictos:
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